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miércoles, 15 de agosto de 2012

Ana María Matute

Ana María Matute Ausejo nació en Barcelona el 26 de julio de 1925. Fue la segunda de cinco hijos de una familia perteneciente a la pequeña burguesía catalana, conservadora y religiosa. Su padre, Facundo Matute Torres, era propietario de una fábrica de paraguas, Matute S.A., y su madre fue María Ausejo.
Cuando Ana María tenía cuatro años cae gravemente enferma. Por dicha razón, su familia la lleva a vivir con sus abuelos en Mansilla de la Sierra, un pueblo pequeño en las montañas riojanas.
Ana María tenía diez años de edad cuando comenzó la Guerra Civil Española en 1936. La violencia, el odio, la muerte, la miseria, la angustia y la extrema pobreza que siguieron a la guerra marcaron su persona y su narrativa.
Mientras vivió en Madrid asistió a un colegio religioso.
El 17 de noviembre de 1952, Ana María se casa con el escritor Ramón Eugenio de Goicoechea. En 1954 nace su hijo Juan Pablo, al que le ha dedicado gran parte de sus obras infantiles. Se separa de su esposo en 1963. Como resultado de las leyes españolas, Ana María no tenía derecho a ver a su hijo después de la separación, ya que sus esposo obtuvo la tutela del niño.


Encontró el amor verdadero años después, al lado del empresario francés Julio Brocard, con el que compartió la pasión de viajar. Brocard murió en 1990, el día del cumpleaños de Ana María. Ella sufría una depresión en esos momentos y la pérdida de su marido la sumió más en ella.               
En 1996 es elegida académica de la Real Academia Española de la Lengua donde ocupa el asiento K y se convierte en la tercera mujer aceptada dentro de esta en sus 300 años de historia.
Matute es también miembro honorario de la Hispanic Society of America y existe un premio literario que lleva su nombre.
Matute es profesora de universidad, viajando con asiduidad para dar conferencia, especialmente a los Estados Unidos. En sus discursos habla de los beneficios de los cambios emocionales, los cambios constantes del ser humano y cómo la inocencia nunca se pierde totalmente. Ella dice que, aunque su cuerpo sea viejo, su corazón todavía es joven.
Fallece en Barcelona el 25 de Junio del 2014.





Mención especial en el Premio Nadal 1947
Premio Café Gijón 1952
Premio Planeta 1954
Premio de la Crítica 1958
Premio Nacional de Literatura 1959
Premio Nadal 1959
Premio Fastenrath de la Real Academia Española 1968
Premio Lazarillo de literatura infantil 1965
Premio del Ministerio de Cultura 1976
Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 1984
Premio Nacional de las Letras Españolas 2007
Finalista del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2010
Premio Miguel de cervantes 2010
Premio de la Crítica de la Feria del Libro de Bilbao 2011
Premio Ondas Mediterráneas Mención Especial RIET 2012







Olvidado rey Gudú (1996)
Repleta de fábulas y fantasías, narra el nacimiento y la expansión del Reino de Olar, con una trama llena de personajes, aventuras y de un paisaje simbólico: el misterio Norte, la inhóspita estepa del Este y el Sur, rico y exuberante , que limitan la expansión del Reino de Olar, en cuyo destino participan la astucia de una niña sureña, la magia de un viejo hechicero y las reglas del juego de una criatura del subsuelo.
La gran metáfora sel Hombre y su Historia. realidad y leyenda, pasado y futuro se confunden en una ficción que se nutre de las inquietudes, dudas y anhelos que desde siglos animan y dominan la naturaleza humana.

"Uno de los libros más maravillosos que he leído en el que se engloban todos los géneros novelescos...aventuras, amor, traiciones, venganzas, la gloria y la caída de las pasiones y ambiciones del ser humano".




Demonios familiares (2014)
Junio del 36. Una pequeña ciudad del centro de España. Eva vuelve a la casa familiar tras la quema del convento donde estaba como novicia. Su padre, el Coronel, está paralíticos desde hace años y dirige su hacienda desde la silla de ruedas, asistido por Yago, oscuro personaje de grandes secretos. En el bosque cercano Eva encuentra el cuerpo malherido de un paracaidista, y ayudada por Yago lo trasladan al desván de la vieja casona.

"Que pena que la gran Ana María Matute no pudiese terminar esta atrapante historia de familias, silencios, miedos, temores y por supuesto amor.
Estamos ante una pequeña joya literaria inacabada pero con el alma y el espíritu de la escritora deambulando entre sus líneas, si bien es cierto, que se nota que le faltaba ese acabado final, esa "pulición" refinada de su pluma antes de lanzarla a nuestras manos, pero que evidentemente, la pérdida de Ana María lo hizo imposible".







Los Abel (1948)
Inspirada en la historia bíblica de Adán y Eva, reflejo del ambiente tras la contienda civil, es la oscura y encendida historia de una familia que llega a crear un ambiente tenso y apasionado. Son unas vidas tristes y atormentadas, muy pocas de las cuales escapan al clima de angustia y agotamiento.




Fiesta al Noroeste (1952)
"Dingo se llamaba Domingo, había nacido en domingo y pretendía hacer de su vida una continuada fiesta". Así se nos presenta el protagonista de esta historia, Dingo el titiritero, que se dirige hacia el lugar del que huyó hace años, Artámila Baja, una aldea mísera de un rocoso valle.
Es la noche de carnaval y llueve en el hondo valle de gentes que no conocen otra fiesta que la del Noroeste. El carro del titiritero ha caminado por accidente sobre el cuerpo de un niño. Dingo acudirá al que es ahora amo del pueblo, Juan Medinao, quien iniciará un implacable recorrido por la memoria.




Pequeño teatro (1954)
Teatro de títeres: humildes muñecos movidos por la destreza de un anciano bondadoso... Pero seres humanos también, seres humanos que palpitan y bullen en la ciudad, dejando al descubierto sus propias miserias, sus inclinaciones, sus torpes sentimientos, sus mezquindades, sus odios, sus reacciones...
En torno a un adolescente desamparado se agitan las pasiones de seres cuyas ruindades -fantochadas, hipocresía, ambición, crueldad, sueños engañosos- adquieren, a lo largo de la narración, caracteres de símbolos, aunque sin perder en ningún momento su condición humana.



Luciérnagas (1993)
Ana María Matute nos enfrenta a la experiencias de un grupo de jóvenes, casi niños, a quienes la guerra civil ha despojado de cualquier resto de su anterior universo infantil. El escenario escogido es una Barcelona de soldados y mujeres mal pintadas, de refugiados y mendigos, de gentes ocultan que intentan sobrevivir día a día en medio de los escombros, la luz blanquecina de los reflectores, los bombardeos y la amenazada espera. Pero más allá de un tiempo y un espacio concretos, el propósito de la escritora es presentar a unos muchachos que conviven con el temor y la muerte y ahondar en las emociones de una joven que, desde la carencia y la provisionalidad, hallará en el amor el verdadero significado de la paz.



Los niños tontos (1956)
Este volumen de cuentos está compuesto por veintiún relatos brevísimos. Estos cuentos están dedicados a niños alegres en un mundo triste. 21 relatos cortos sobre niños que tratan de comprender el mundo de la posguerra a través de sus ojos.




El país de la pizarra (1957)
En el país de Cora-Cora todo estaba preparado para los grandes festejos con motivo del cumpleaños del rey, y todos sus habitantes estaban muy felices esperando el gran día. Pero la felicidad iba a durar poco, porque una terrible tragedia se cernía sobre el palacio. Una mañana, cuando estaba haciendo una larga suma, la princesa desapareció. Todo el mundo se alarmó, hasta que cuatro valientes niños se colaron en palacio decididos a encontrarla costara lo que costara.



El tiempo (1957)
Este volumen reúne trece relatos entrelazados por los dramas humanos que reflejan: familias humildes, niños y adolescentes que viven en un mundo de adultos, ambientes sombríos de muchachos rodeados de austeridad, tristeza y muerte, adultos que no comprenden el mundo de los niños.




Los hijos muertos (1958)
Premio de la Crítica
Premio Nacional de Literatura
Ambientada en la guerra civil española, la autora nos muestra un mundo lírico, vago y misterioso en el que transcurren las historias de unos seres que habitan en un bosque, sus relaciones, sus amores y su lucha contra el orden establecido.



Primera memoria (1959)
Trilogía Los mercaderes I
Premio Nadal
Con la guerra civil, "lejana y próxima a un tiempo, quizás más temida por invisible", como telón de fondo, Primera memoria, narra el paso de la niñez a la adolescencia de Matia -la protagonista- y de su primo Borja. Los dos viven en casa de su abuela en un mundo insular ingenuo y misterioso a la vez. A través de la visión particularísima de la muchacha - sin madre y con padre desaparecido- asistimos a su despertar a la adolescencia, cuando, roto el caparazón de la niñez, ciega y asombra y hasta a veces duele el fuerte resplandor de la realidad. Una intensa galería de personajes constituye el contrapunto de su vertiginosa sucesión de sensaciones. Y es que en unos meses, Matia descubrirá muchas cosas sobre "la oscura vida de las personas mayores".



Los soldados lloran de noche (1963)
Trilogía Los mercaderes II
Premio Fastenrath de la Real Academia Española
Enmarcada a finales de la guerra civil española, esta historia gira alrededor de la figura de un misterioso soldado desaparecido, Jeza. Éste se convertirá en el héroe necesario para que Manuel y Marta acepten el final de la inocencia de su niñez, un final abocado a la realidad de un mundo adulto cuyas reglas del juego están marcadas por las fidelidades y las traiciones.



La trampa (1969)
Trilogía de Los mercaderes III
Esta novela, aunque comparte algunos de los personajes de las dos anteriores que forman parte de esta trilogía, se trata de una novela autónoma. Los preparativos de una fiesta para celebrar un centenario son el punto de partida de una trama que se articula en torno a los monólogos, desasosegados y vibrantes, de los cuatro protagonistas. Todos ellos se debaten entre los intereses familiares y la afirmación de la propia personalidad, entre el amor y el temor a la soledad, entre el deseo de venganza y la aceptación de la realidad; un soplo de secretos del pasado que iluminan el presente revelados con ecos de gran intensidad.




El saltamontes verde (1960)
"Una vez existió un muchacho llamado Yungo. Vivía en una granja muy grande, cercana a los bosques. La granja muy grande, cercana a los bosques. La granja estaba llena de muchachos de todas las edades, los unos hijos de los granjeros, los otros de los criados. A primera vista, Yungo parecía un niño como los demás, pero los muchachos dejaban pronto de jugar con él, y las gentes no solían hablarle ni pedirle nunca nada. Y es que Yungo no tenía voz". Pero Yungo no era mudo, el sabía que su voz estaba en algún sitio, sabía que alguien se la había robado. Y un día, como por arte de magia, mientras pensaba en cómo recuperarla, dibujó en una hoja de su cuaderno una isla muy bonita, rodeada de mar y pájaros, y pensó: "Aquí estará escondida mi voz". Esa misma tarde, Yungo emprendió su viaje hacia el Hermosos País en busca de las palabras, para convertirse en un niño como los demás pero encontró algo más importante, mucho más importante.



El aprendiz (1960)
"Existió una vez un pueblo de gente sencilla, donde cada cual vivía de su trabajo. Pero aquel pueblo pertenecía a un país que sufrió guerra y sequía, y llegó para ellos un tiempo malo y miserable. Por aquellos días llegó al pueblo un viejo con dos burros cargados de mercancías y víveres. Empezó a hacer préstamos de dinero, herramientas, enseres e incluso comida".




Historias de la Artámila (1961)
Ana María Matute recoge en Historias de la Artámila veintidós relatos que mantienen una perfecta unidad de tono e intención dentro de una gran diversidad de temas. Algunas, reflejan la crueldad de los seres humanos encerrados en sus egoísmos y ambiciones; otras se adentran en un universo infantil hasta dar la medida de unos seres frágiles y fuertes a un tiempo, que gozan de su existencia con mayor pureza que los adultos. Todos los relatos revelan una intensa preocupación social, que en ocasiones deviene francamente acusatoria, y que se alterna con la ternura de los personajes.




Tres y un sueño (1961)
Este volumen se compone de tres relatos, protagonizados por niños, que configuran un mundo muy especial, regido por leyes propias y sentimientos vividos, donde la fantasía y la realidad se entrelazan para ofrecer un espectáculo maravilloso y dramático al mismo tiempo.




Caballito loco (1962)
"Por lo alto de las montañas, cerca de los bosques, vivía una manada de caballos salvajes. El jefe de todos ellos se llamaba Yar y era sabio y fuerte, con la crin blanca y relampagueantes ojos negros. Yar tenía varios hijos entre la manada, y todos ellos eran muy respetados por los demás caballos, yeguas, potros y potrancas. Pues de entre ellos había de nacer el nuevo jefe que un día les gobernaría El más pequeño de los hijos de Yar nació una noche de luna redonda y amarilla". Pero, en seguida, Yar dijo que algo pasaba con aquel potrillo, que la luna parecía vagar por sus ojos, que podía ver la locura en ellos. Y, así, empezaron a llamarlo Caballito Loco, y todos se fueron apartando de él hasta que se quedó solo. Entonces, conoció a un niño tan solitario como él y, pese a las recomendaciones de su madre, sólo pudo pensar en que quería ser su amigo.



Carnavalito (1962)
"Érase una vez un muchacho llamado Bongo, que trabajaba en una herrería. Bongo se levantaba todas las mañanas a las cinco, cuando el cuelo estaba aún negro y titilaban las últimas estrellas. Bongo bajaba entonces a la herrería, prendía el fuego y ya no descansaba hasta la hora de comer".
Así, uno tras otro, pasaban los días en la vida del chico, alegrados sólo por el cariño del Herrero y por las historias que le contaba, hasta que un día la guerra llegó al pueblo y destruyó lo poco que tenía. Bongo se quedó tan solo que no podía dejar de llorar. Pero entonces, en medio de las ruinas, apareció un misterioso arlequín con una armónica muy especial, que iba a guiarle en un largo viaje hasta la tierra de la paz.




El río (1963)
Este libro es un recuerdo. Por medio de sus páginas, el protagonista nos describe cómo fue el mundo en el que vivió cuando era un niño, ahora anegado por una presa.
Página a página, valiéndose de capítulos que son más bien retazos de un pasado que no volverá nunca, el narrador nos introduce en un universo de juegos, travesuras y chiquilladas, en un lugar donde los ojos de un niño lo son todo y donde todo a ellos se abre.




Algunos muchachos (1964)
Cómo en muchas de sus obras, Ana María Matute toca en las siete narraciones reunidas en este volumen el tema de los niños, de los adolescentes en el tránsito definitivo hacia la vida adulta. Unos muchachos que no quieren crecer y se aferran a ese universo de sutiles y maliciosas sabidurías que esconde la infancia y a su desgarrado descaro. Desde el pequeño rebelde que quiere incendiar su casa a la redactora de un diario íntimo, pasando por figuras patéticas como la de Adela, todos los muchachos aparecen retratados en la riqueza de su sensibilidad.




El polizón del Ulises (1965)
Tres hermanas solteras (Etelvina, Leocadia y Manuelita) encuentran un día a las puertas de su casa a un niño abandonado. Después de buscar a los padres sin éxito, las tres hermanas deciden adoptarlo y llamarlo Marco Amado Manuel, aunque todo el mundo lo conocerá por Jujú. Cada una de las tres hermanas se emplea a fondo en enseñarle al niño aquello que considera más importante en la vida para que se convierta en un hombre sabio, elegante y práctico.
Pero a Jujú lo que más le gusta es refugiarse en el desván para leer y leer. Allí creará su propio mundo con la compañía inseparable del Ulises.




La torre vigía (1971)
Ambientada en una Edad Media mítica, mágica y sensual, La torre vigía es una peculiar novela de caballerías que narra los años de formación y aprendizaje de un joven caballero, a lo largo de una trama repleta de heroísmo, superstición y barbarie.




Sólo un pie descalzo (1983)
"Hace muchos años, tantos que no vale la pena contarlos, existió una niña llamada Gabriela, que solía a menudo perder un zapato. Sólo uno, no los dos..." Cuando lo perdía, los mayores se enfadaban mucho con Gabriela, y ella se sentía rara y triste, muy triste. Pero un día descubrió que algo muy especial ocurría en esos momentos. Se abría una puerta que sólo podía cruzar quien llevara un solo zapato, una puerta que estaba a punto de llevarla a un mundo mágico donde todo era posible.




El verdadero final de la bella durmiente (1995)
Como todo el mundo sabe, cuando el Príncipe Azul despertó a la Bella Durmiente, se casó con ella y se la llevó a su reino. Pero las historias no siempre acaban en el momento feliz, sino que la vida sigue y comienzan los problemas. Esta es la verdadera historia de cómo la Bella Durmiente se encuentra con la vida real, una vida en la que su príncipe no es tan azul ni su reino tan maravilloso, y en la que además entra en juego un oscuro personaje: Selva, la temible Reina Madre.



Todos mis cuentos (2000)
Nos encontramos aquí con una recopilación de los relatos de Ana María Matute. Este libro es una invitación a su mundo creativo que ha roto fronteras, tópicos, cegueras y, especialmente, tedios.




Aranmanoth (2000)
Ambientada en las épocas oscuras de la Edad Media, Aranmanoth es la historia de la búsqueda de un sueño, de una obsesión, es una novela que concentra y revela toda la complejidad del ser humano, con sus constantes contradicciones, conflictos, encuentros y desencuentros.




Paraíso inhabitado (2008)
Adriana es una niña que llega al mundo cuando el amor entre sus padres ya ha alcanzado su fecha de caducidad. Para huir de ese ingrato entorno, Adriana se crea un paraíso propio en su imaginación. Pero esa precaria felicidad se tambalea cuando empieza a acudir al colegio y entra en contacto con el mundo de los adultos, un mundo siempre extraño y muchas veces hostil.




La puerta de la luna: Cuentos completos (2010)
"Pocas cosas existen tan cargadas de magia como las palabras de un cuento. Ese cuento breve, lleno de sugerencias, dueño de un extraño poder que arrebata y pone alas hacia mundos donde no existen ni el suelo ni el cielo. Los cuentos representan uno de los aspectos más inolvidables e intensos de la primera infancia. Todos los niños del mundo han escuchado cuentos. Ese cuento que no debe escribirse y lleva de voz en voz paisajes y figuras. movidos más por la imaginación del oyente que por la palabra del narrador".